Durante muchos años trabajé 12 , 14 y hasta 16 horas diarias. Casi no veía el sol. No tenía vida más allá de la emoción de verme crecer profesionalmente. Los fines de semana solo quería descansar y entre semana intenté por mucho tiempo crear un balance entre el trabajo, el deporte y mi vida social, sin éxito. No me quedaba tiempo para nada, ni para comer tranquila, ni para ver una película, ni para visitar a una amiga. Sufría. Dudaba si la relación costo-beneficio era equivalente porque en realidad sentía que me debilitaba y con el paso del tiempo parecía estar desconectada con todo eso que está fuera del trabajo, lo que considero el 80% de la vida. Profesionalmente crecí, pero a un precio muy alto. Me preguntaba si existía aquello del balance.
Un buen día me di cuenta de que, en las temporadas en las que compito en alto rendimiento tengo mucha mayor carga diaria y sin embargo puedo con todo. Por citar un claro ejemplo, para el Ironman, entrenaba, estudiaba y trabajaba, tenía novio y unas relaciones personales maravillosas. Previo y durante las competencias de motovelocidad la tensión alcanza un nivel insospechable y sin embargo todo marcha siempre bien. Entonces surgió la gran pregunta, ¿qué hago durante esos períodos que luego dejo de hacer?. La respuesta es simple: vivo como una deportista de élite.
¿Cómo vive un deportista de élite? Con una meta clara, un plan de entrenamiento detallado y sistemático que cumple al pie de la letra, que incluye gasto energético y recuperación, alimentación, planificación y propósito. Esta serie de hábitos que realiza a diario le permite atravesar por múltiples actividades sin que su desempeño se vea afectado, porque físicamente se mantiene fuerte, emocionalmente conectado, mentalmente enfocado y espiritualmente alineado. Su correcta gestión de la energía – no únicamente del tiempo – dota cada acción de calidad, intensidad y enfoque, permitiéndole obtener resultados sorprendentes. El comportamiento que debe adoptar un deportista de modo imperativo para ser buen deportista, lo conduce en línea recta hacia la consecución de sus metas, las mismas que no pierde ni un segundo de vista.
El deportista sabe lo que tiene que hacer para lograr lo que quiere lograr, cualquier desvío de atención podría costarle la tan ansiada línea de llegada, el campeonato o el puesto en el ranking; y en deportes extremos, hasta la vida.
Entonces descubrí que si el compromiso del atleta es total, así mismo debe ser el compromiso del ejecutivo para alcanzar su estado ideal de rendimiento, no existe otra manera. Todos somos atletas, lo que cambia es el escenario donde competimos, algunos lo hacemos en pistas o canchas, otros atletas lo hacen en reuniones o negociaciones.
Apliqué mi sistema de entrenamiento deportivo a mi ámbito profesional y viví un cambio radical. Desde entonces, mi energía durante el día se mantiene elevada, no siento fatiga ni estrés, soy más productiva y eficaz, mis días son alegres, me siento motivada y optimista, disfruto de mis seres queridos, hago mucho deporte y gozo de excelente salud.
Esta revelación y luego muchos meses de investigación y constatación en compañía de un colega con quien compartí este maravilloso proceso, dio a luz el programa Coaching Ejecutivo de Alto Rendimiento – por sus siglas CEAR – dirigido a profesionales del sector empresarial. El programa provee las herramientas necesarias para desarrollar y potenciar un estado psicofísico superior, maximizando la energía, mejorando los resultados, mientras nos desenvolvemos en ambientes de alto estrés sin sacrificar nuestra vida personal ni nuestra salud.
Mi misión en la vida es inspirar e instruir a otros sobre cómo mejorar sus vidas y alcanzar sus metas. Mi propósito esencial como ser humano es hacer que mi vida valga la pena; contribuir al mundo marcando positivamente la vida de los demás.
¿Cuál es el tuyo?
Muy interesante. El como lograr ese equilibrio para alcanzar los objetivos sin sacrificar otros ámbitos de la vida me parece un reto. Todo un desafío el lograr eso.
Es hacia donde todos vamos... seamos conscientes o no de ello. Mientras antes logremos ese balance, más pronto seremos realmente felices. Gracias por tu comentario Andrés.
Una profesional completa, exitos.
Gracias Alberto :)
Muy buen post, me parece información bastante valiosa para el entorno competiivo que se vive en la globalización
Así es mi estimado Wilkins, precisamente trabajo con ejecutivos que viven en una constante competencia sin darse cuenta de que bajo esa misma presión y sobre carga laboral, hay formas mucho más sanas de hacerlo, ¡y mejor!. Gracias por escribirme.